jueves, 30 de agosto de 2007

Crueldad gratuita

Somos la especie más cruel que pisa la faz de la tierra. Ninguna especie animal mata por diversión. Cierto es que algunas especies se “divierten” cuando matan pero el fin último de ese asesinato es llenar el estómago. En el caso del ser humano hay incontables ocasiones en que inflige sufrimientos a otros seres o directamente les priva de su mayor activo, la vida, solo por diversión o con el objeto de lucirse o colocar un trofeo en la pared, y lo peor es que están socialmente aceptadas.

Un ejemplo muy claro son los toros. Conozco a personas que son forofos de “la fiesta”. Me gustaría a mi saber que opinarían si en vez de un toro les pusiéramos a ellos y comenzásemos a clavarles pinchos y banderillas por todas partes, y que, al final, una espada les traspasase desde el pecho hasta la espalda, a ver si lo seguían considerando una fiesta.

Al mismo nivel que los toros podemos situar la cacería del zorro, o las peleas de gallos.

Otro ejemplo pueden ser las pieles. ¿Cuántos pequeños animales son sacrificados para obtener un solo abrigo, que no tiene ninguna aplicación más que el lucimiento de la maruja de turno?

Pero hay ejemplos que no por “inocentes” son menos serios. La mosca a la que se le arrancan las alas, la lagartija que acaba en una cajetilla de tabaco y esta en una hoguera, o el gato al que se le cuelgan latas del rabo. Aunque sean “acciones infantiles” todos estos hechos definen al ser humano como puñetero y desconsiderado para con las otras especies.

Y no hablo de los zoos y parques marinos. Si de verdad viéramos como capturan a los “huéspedes” de esos lugares quizás se nos quitarían las ganas de pisar uno de esos lugares de por vida.

Como digo de vez en cuando, porquería de especie humana.

1 comentarios hay:

Anónimo dijo...

Publicado: 31 Ago 2007 11:32 am

Parece que el respeto es un concepto reservado para los seres humanos aunque, a veces, ni siquiera son capaces de practicarlo entre ellos.

Ahora que estamos en verano, nos toca volver a ver las mismas desgracias de todos los años, perros abandonados que vagan asustados por las carreteras buscando desesperadamente a sus desagradecidos e insensibles amos.