viernes, 7 de septiembre de 2007

Historia universal I – La Prehistoria

En el albor de los tiempos (desde el punto de vista humano) el ser humano no gozaba de las comodidades de las que gozamos ahora. (Estoy hablando de la Pebble cultura, es decir, cultura de cantos rodados, piedras, no tiene nada que ver con la ópera ni con la música).

Ahora nos quejamos de la vivienda, y queremos una vivienda digna. Pero por aquel entonces, como no se había inventado la casa, (solo se había inventado la cueva) la vivienda digna consistía en un agujero en la pared donde el inquilino, en sus ratos libres, hacía garabatos en las paredes. Hoy en día eso estaría muy mal, porque si haces garabatos hay que pintar la pared, pero de aquella no existían las distracciones que hay hoy en día y el hombre prehistórico se aburría.

Solo había 4 diversiones principales, comer (cuando podía), dormir (cuando le dejaban), pintar garabatos y el sexo. Hago notar que hablo del hombre y no de la mujer, porque de aquella los derechos de la mujer estaban muy por debajo de los derechos del hombre (mucho más que ahora).

Comer suponía un problema. No siempre era sencillo encontrar comida, y además estaba muy dura (no se había descubierto el fuego), aunque siempre podías sugerir al de al lado que te invitase (nacimiento del gorrón) y si eso no funcionaba usar el garrote (ese fue el nacimiento de la mafia).

Para dormir lo tenía aún más complicado. A veces había truenos y relámpagos y el hombre pasaba mucho miedo y no podía dormir. Como el ser humano de aquella época no tenía explicación para un ruido tan grande pensó que alguien más grande tenía que hacer el ruido. Ese fue el nacimiento de la religión.

Por otra parte cualquier fiera podía venir a atacarle y por lo tanto debía dormir con un ojo abierto. Cuando vivían en comunidad es posible que alguno se preocupara más de lo normal y estuviera toda la noche despierto mientras los demás despreocupados dormían (ese fue el nacimiento del pringao).

Pintar garabatos era lo más sencillo de todo. No requería más que los materiales que usaba como pintura. Cuando vivían en comunidad, había uno que no cazaba, se dedicaba solo a pintar garabatos sugiriendo que así los demás iban a poder cazar más porque él tenía una conexión especial con los dioses, y a cambio los demás le daban parte de la caza (ese fue el nacimiento del embaucador).

Cuando un hombre quería sexo lo tenía muy sencillo, cogía el garrote y garrotazo a la señora. Se había inventado el matrimonio. Si la parienta del de la cueva de al lado estaba mejor que su esposa, iba con el garrote a la cueva de al lado, y echaba de la cueva al inquilino (invención del deshaucio y desalojo) y copulaba con la inquilina (invención del adulterio), aunque su propia esposa dolida y con mucha mala leche es posible que cogiera un montón de piedras y se liase a pedradas detrás del señor del garrote. Parece ser que en contra de lo que dicen por ahí, fue una de esas piedras la que golpeó con otras que a su vez estaban al lado de hojarasca y se prendió fuego. Se había inventado el fuego, y fue la mujer la que lo inventó por accidente, aunque claro, el hombre tenía el poder y se cambió un pelín la historia.

Por aquel entonces no existían dentistas como los de hoy en día. Según estudios, cuando un indivíduo debía sacarse una muela lo que hacía era intentar beneficiarse a la señora esposa del vecino, que cabreado cogía el garrote y garrotazo que te crió. El sistema tenía un problema, que a veces te sacaba la muela que no era (se había inventado la negligencia médica).

Después de que la mujer inventase el fuego se dieron cuenta de que hacía falta combustible para alimentarlo. Como no se había inventado el hacha, utilizando piedras afiladas, uno de los hombres era el encargado de subirse a los árboles y cortar ramas. A veces no era tan “sapiens” como cabría esperar y cortaba la rama en la que estaba sentado y se caía al suelo. Se había inventado el accidente laboral y el chichón.

(continuará… o no… ¿Quién sabe?)

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