lunes, 13 de julio de 2009

Regresiones y vidas pasadas (III) : Mi experiencia - 2ª parte

Lo habíamos dejado el otro día en el principio de la regresión. La técnica que usó la hipnoterapeuta es bastante parecida a la que utiliza Weiss en sus discos, así que imagino que es la típica.

Algo que se me olvidó comentar es que el mejor momento para hacer una regresión, según me contó la terapeuta, es aquel en el que no tienes problemas, no estás estresado ni tienes nada que te afecte. Si estás alterado por algo no sería el mejor momento.
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Otra cosa que suele ocurrir en los hipnoterapeutas que practican regresiones LBL es que ofrecen la posibilidad de grabar el audio de la sesión y facilitan un cd a posteriori. La hipnoterapeuta a la que fui yo no es partidaria de grabar la sesión porque considera que introduce un factor desestabilizador. Lo que suele hacer (e hizo en mi caso) fue tomar notas sobre lo que yo le iba contando que veía. En esas notas me estoy apoyando ahora, porque hace ya varios años de ese tema y hay muchas cosas de las que no me acordaba.

Pues bien, iba bajando por las escaleras. Cada escalera representaba un año. Paró en el peldaño 15 y le conté algo que recordé de aquella época. Seguimos bajando y llegamos al peldaño 1. Recordé algo basado en imágenes puntuales que soy capaz de recordar cuando estoy despierto, por lo que no tengo claro si eran recuerdos verdaderos o recuerdos “generados” por mi psique a partir de esas imágenes.

Cuando se acabaron las escaleras me dijo que fuera a un vestíbulo donde había varias puertas. (es un sistema también que utiliza Weiss). Me dijo que lo describiese. Era un hall blanco con puertas blancas. Había 6 puertas.

Cada puerta representa teóricamente una vida. Elegí una. Me dijo que la abriera, y que le dijera en primer lugar si veía luz o que veía. Recuerdo que la primera visión era de un armario de madera, muy arcaico. Las paredes no eran planas, estaban hechas con troncos, al estilo de los colonos americanos. Había unos platos apoyados en la pared y una mesa rústica, y una cama también muy arcaica sin colchón ni nada.
Me preguntó si era mi casa y le dije que sí. Yo no me veía a mi mismo, sino que veía como si estuviera allí. Me dijo que me mirase los pies a ver que me veía. Y lo que vi es que no llevaba zapatos, sino una especie de piel atada a los pies y al tobillo. Llevaba una chaqueta de piel y un pantalón de tela verde. Me preguntó si era hombre o mujer, era hombre, y que si había más gente. No, estaba completamente solo.

Me preguntó si era feliz así. Le contesté que no especialmente, pero tampoco era desgraciado. Me preguntó que a que me dedicaba y le dije que era cazador, y me ganaba la vida con las pieles. Me preguntó si me sentía mal por eso. La verdad es que no tenía cargos de conciencia ni nada por ello. Me gustaba vivir y dormir en exteriores, me gustaba el bosque.
Me preguntó como me llamaba y ningún nombre me vino a la cabeza. Al igual que en mi vida actual no me gustaban estar con demasiada gente. Vendo las pieles en el pueblo, un pueblo sucio que no me gusta. Compro en el pueblo harina, azucar y carne ahumada. (leyéndolo ahora no tiene mucho sentido comprar carne ahumada siendo cazador).

Como ya no veía más me dijo que saltara a otro momento de esa vida que fuera importante. Me vi cayendo rodando por una colina, sin poder parar. Cuando por fin paré me había hecho daño en la pierna y no podía caminar bien. Entonces busqué algo para ponerme en la pierna, para hacerme algo improvisado. Busqué una pieza de madera para ponérmela en la pierna (a modo de tablilla) y poder caminar. Entonces apareció un lobo. En mi estado, si el lobo llega a querer merendarme lo hubiera podido hacer sin mayor problema. Sin embargo no tuve miedo. El lobo me miró, pero sin aparentar cabreo ni fiereza. Estuvo mirándome un rato y luego se fue.

Me dijo que si le tenía que contar algo más de esa escena. Le dije que no. Me dijo que me fuera al último día de esa vida.
Me vi en el agua. Me había caído de la canoa y no sabía nadar. Intento llegar a la canoa, pero el agua está fría y no lo consigo. De repente no siento nada. Se acabó.

Empiezo a ver el lago desde arriba. Sin embargo es como si estuviera dormido, no me doy cuenta de que estoy muerto. Comienzo a flotar hacia arriba. Yo voy cada vez más arriba, y el lago y la tierra se hacen cada vez más pequeños. No estoy preocupado y sigo sin cuestionarme si estoy muerto.
Sigo subiendo lentamente.

(CONTINUARA UNA VEZ MAS)

2 comentarios hay:

Pilistruski dijo...

Más, mas mas (no tengo el hamster pedigüeño, sino lo pondria)

Bienve dijo...

Está muy interesante !! Como me gusta leer una regresion que la explique alguien conocido y no leerla en un libro como siempre he hecho.

No tardes mucho en seguir, porfa !! jeje