viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Qué es verdad y qué no lo es?

Estaba yo divagando como me ocurre muchas veces sobre lo que es verdad y lo que no lo es. Sobre las verdades de ayer que son mentiras hoy o sobre las verdades de hoy que serán mentiras mañana.

La historia está llena de esas verdades que se transforman en mentiras con el paso del tiempo y mentiras que se transforman en verdades. Sin embargo todos actuamos como si ya se hubiera llegado al final, como si las verdades de hoy no fueran a evolucionar como casi siempre han hecho y convertirse en mentiras en un futuro.

Incluso de aquellas verdades “universales”, aquellas que no han evolucionado con el paso de los tiempos, no podemos decir que lo sean. No sabemos si mañana evolucionarán, porque esto que escribo, tampoco es verdad absoluta, puede que lo sea hoy, pero no se si lo será mañana.

De momento solo queda vivir con las verdades de hoy, y si mañana son mentira, prefiero ignorarlo. Tampoco ignorarlo de manera ciega, porque cuando el signo cambia no es agradable quedarse con cara de bobo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Incapaz

Estoy amordazado. No se explicarme. No encuentro las palabras dentro de mi limitado vocabulario para explicar lo que bulle por mi mente.

Cuando eso ocurre es mejor parar la máquina, y esperar momentos mejores.

Así que hoy no cuento nada, no explico nada, no publico nada, solo mi incapacidad para poder explicar, para poder publicar, para poder hablar.

Es Lunes. Y el día no da para más. A currar se ha dicho.

Mañana será otro día.

domingo, 23 de septiembre de 2007

En su momento

Cuando eres un chiquillo, eres un poco de todo.
Artista, cientifico, atleta, sabio…
A veces parece que el crecimiento es un proceso de abandono de esas cosas.
Supongo que todos tenemos algo que lamentamos haber abandonado, algo que echamos de menos… que abandonamos porque eramos perezosos, o porque no pudimos despuntar… O porque tuvimos miedo.

Esto no es mio, es de “Aquellos maravillosos años”.
Pero sí que es verdad que a veces pienso en ello. Y no solo de pequeño, incluso de más mayorcito.

Lo malo es que hay cosas que tienen su momento, y si no las haces cuando toca, al final no las haces.

Pasa el momento y nunca se recupera. Como dice alguien que aprecio, el día de hoy cuando está vivido ya no vuelve. Y si no haces lo que tienes que hacer, ya no lo haces.

Pero… ¿Cómo sabemos que es lo que tenemos que hacer?

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Basura periodística

Hace tiempo que pienso en hacer una entrada sobre los tertulianos en general. Puede que la haga algún día. Pero lo que vi hoy me llevó a límites nauseabundos, peor aún de lo que uno está acostumbrado a ver en las tertulias.

Después de comer tenía puesta la cuatro porque ponen friends, y aunque los haya visto varias veces me siguen gustando. Después estaba en el sofá y empezó un programa de esos de chismorreos que presentan Boris Izaguirre y Ana García Siñeriz.

En los titulares (justo cuando suelo apagar la tele) comentaron el tema de moda: Los McCann y el tema de Madeleine, (en el foro se comentó aquí)y que tenían a un psiquiatra forense que sabía mucho del tema y con el que iban a hablar. Pudo más la curiosidad que la convicción de que esos programas son una basura y aguanté un poquito. Digo un poquito porque no soporte verlo todo, y a mitad de entrevista apagué la tele.

Resulta que en este país de zambomba y pandereta sueltan lindezas como “Es que pruebas no hay, porque si hubiera pruebas estarían acusados”, y acto seguido “Esa señora algo esconde, porque se medicaba…”. Es decir, que no hay pruebas. Lo dicen los chismosos del barrio. Pero les acusan. Y la acusación se basa en algo tan sólido como que la mujer toma ansiolíticos o antidepresivos (que en España son los fármacos más vendidos, por encima de los analgésicos). Y en evidencias como que la mujer no llora. Es decir, que si llorase sería inocente.

Y continúan con chorradas como que la defensa de los McCann se basará en tirar las pruebas de la policia portuguesa. ¿Y como quieren que se defiendan si no? Además esas “pruebas” son de risa. ADN de alguien que no aseguran que sea Madeleine al 100% en un coche que estuvo rulando por ahí 20 días después, que cogieron 20 personas, en el que fueron los gemelos y en el que llevaron efectos de la niña. ¿Eso es todo? Porque si eso es todo lo que tiene la policia, si a las pruebas me remito, los McCann son más inocentes que un pajarito. Ah, no!!! que es que sedaban a la niña. Prueba sólida donde las haya. Yo poto. Y más teniendo en cuenta que en el 2004 tuvieron un caso similar en la misma zona (menuda coincidencia) y también fue acusada la madre. Mejor no vamos con niños al Algarve, porque debe haber un virus que hace que los padres se carguen a los hijos, los escondan, y el mismo policia brillante los detenga. Como yo soy mal pensado me parece demasiada coincidencia el mismo sitio con el mismo policia. Mi convicción es tan válida como la del “psiquiatra forense”, porque está basada en las mismas pruebas: NINGUNA. ¿Por qué no empiezan a especular los programas basura con eso?

Y ese supuesto psiquiatra forense (como decía Gila igual era forense porque conducía un ford) se aventura a realizar un diagnóstico psiquiatrico en base a la cara que presenta en las entrevistas la madre de la niña. Eso en un país donde un psiquiatra, tras una entrevista exhaustiva y a solas no acierta ni la cuarta parte de las veces. Y se aventura a decir que “ella es la que manda”, que si “se confesaron es porque tenían culpa”…

Es decir, la presunción de inocencia nos la pasamos por el fistro.

Dicen chorradas como que “el secreto de sumario (que si no me equivoco lo decreta un juez instructor) no le interesa al juez instructor”. ¿Entonces para que lo decreta?

“Que si el ADN no puede ser de los gemelos y la niña a la vez”. Primero: No hay muestras previas del ADN de la niña, así que la única comparación es con cada uno de los gemelos por separado, porque si no son mellizos tienen distinto ADN. Y si encima no es concluyente, ya me direis.

Es que sobre este tema se han escrito muchas barbaridades. Como que sabían que habían sedado a la niña esa noche porque las muestras de ADN del coche así lo demuestran. Me reiría si no fuera un tema serio. Mucho CSI han visto algunos…

No se si son culpables o inocentes. Si tengo que juzgar por las pruebas que cuentan son más inocentes que un manco al que acusan de robar guantes. Y si son inocentes todos estos carroñeros usureros y cosas peores que no digo porque no queda bien tendrían que ser multados o algo peor. No se puede jugar así con la vida de las personas. Y más, teniendo en cuenta que si son inocentes les han secuestrado a su hija que no aparece, y bastante tienen ya con eso.

Y si son culpables, vivimos en un estado de derecho, que es lo que nos queda, y en un estado de derecho todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Y con lo que hay solo se demuestran tres cosas: La incompetencia de la policia portuguesa, la carroñería de los programas de algunos que se llaman periodistas y manchan el buen nombre de los periodistas de verdad, y la ligereza con la que juzgamos a los demás sin tener pruebas ni estar legitimados para ello.

martes, 18 de septiembre de 2007

Patriotismo

Siempre hay algo que me llama la atención cuando un deporte se comienza a seguir de forma masiva. En este país, al ciudadano medio en la mayoría de los casos, y exceptuando el fútbol, no le gusta un deporte por el deporte en sí, sino porque quien participa en él saque resultados buenos o malos siendo Español.

Recuerdo quien veía el tour de Francia antes de que participase Perico Delgado (en los buenos tiempos de Hinault). En España veían el tour cuatro gatos. Pero claro, comienza a despuntar Pedro Delgado un poco, y como es Español, todos a seguir el tour. Importa poco que no se hayan subido a una bicicleta en su vida, y que Perico sea Segoviano y ellos de Cadiz o La Coruña y no lo conocieran ni lo fueran a conocer en su vida… Pero es español… y como es español, lo toman como algo suyo.

Ocurrió después con Indurain, y ahora ocurre en mayor medida con Fernando Alonso.

Tele5 compró los derechos de retransmisión de los campeonatos del mundo de fórmula 1 a precio de risa. Eso fue antes de que Fernando Alonso comenzase a despuntar y a ganar carreras. Nadie veía los grandes premios excepto los verdaderamente aficionados que eran cuatro. A partir de entonces, un público marginal comenzó a crecer hasta los 7 millones de espectadores en directo y hora punta, lo cual es una cantidad más que respetable.

¿Qué sabían estos 7 millones de nuevos aficionados al automovilismo antes de que Alonso comenzase a ganar? Poco o nada, pero por ciencia infusa son amplios especialistas en motores, escuderías, formas de salir en las carreras, formas de pilotar, neumáticos y lo que se tercie. Todos están legitimados para discutir si un coche obstaculiza a otro y lo que es legal y lo que no. Todos expresan su opinión y se enfrascan en amplios diálogos de besugos donde el mejor es el que dice la tontería más grande. Tanto es así, que si no te metes en ese diálogo y das tu formada opinión el lunes posterior a un gran premio vas a tener tu boca cerrada, porque en el trabajo no se habla de otra cosa.

Y es lo más importante. Si pasas por el parque cuando se está disputando un gran premio oirás a alguien preguntar como le va a Alonso, como si ellos llevasen comisión o algo.

¿Bajarán los garbanzos porque gane o pierda Alonso? Pues no, los garbanzos costarán lo mismo gane o pierda. Pero la gente actua como si bajasen cuando gana y subieran cuando pierde. Nunca lo entenderé. Lo más gracioso es que si tuvieran que pagar a Alonso porque es español y “nos representa” nadie soltaría un duro. Es justo si tenemos en cuenta por que corre Alonso, o Perico o Indurain: Por dinero. No corren por ser españoles, e intuyo que les importa poco. Si a Alonso le dijeran que iba a cobrar 10 o 20 millones al año en vez de los 3000 millones que dicen que cobra, pero a cambio representaría a España… diría que se metieran la representación por el fistro, porque corre, como es lógico, por dinero.

Por otra parte conozco extranjeros que me caen bien y españoles que me caen mal. Nunca entenderé que se apoye a alguien por el lugar donde ha nacido y no por su competencia.

Al final solo es patriotismo de hojalata.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Como NO colgar un espejo

Tienes que colgar un espejo poniendo dos tacos con dos alcayatas a la distancia adecuada para las hembrillas que trae el espejo.

Vas al armario. Coges dos alcayatas. Recoges todo lo que se te ha caido al suelo. Coges dos tacos del 6. Marcas donde debería ir el cuadro.

Vas a por el taladro. Luego vas a por el alargador porque el cable del taladro no llega.

Coges el taladro. Lo enchufas. Te das cuenta de que no has puesto la broca. Vuelves a por la broca. Colocas la broca. Raudo y veloz desenchufas el taladro. Vas por el agua oxigenada. Te desinfectas la herida que te acabas de hacer al poner el taladro en marcha por error mientras colocas la broca. Vuelves a intentar poner la broca. Ya tienes el taladro con la broca puesta. Miras las marcas que has hecho en la pared para hacer los agujeros.

Aprietas el gatillo del taladro y te acercas a la pared con el taladro en marcha. Sueltas el gatillo. Luego tendrás que reparar el agujero y el surco que has hecho por error cuando acercaste el taladro en marcha a la pared.

Acerca el taladro APAGADO a la pared. Coloca la punta de la broca en la marca. Enciende el taladro. Aquello no perfora. Suelta el gatillo. Enciende el percutor. Vuelve a poner en marcha el taladro. Haz el agujero. Busca a oscuras el teléfono del electricista. Vas al cuadro y consigues dar la luz, pero en esa habitación ya no funciona. Tendrás que hacer el otro agujero con linterna. Te acercas. Colocas la broca en el agujero. Ves que el taladro hace un ruido raro al perforar, pero te da igual y aprietas más. Raudo y veloz busca la llave de paso para cerrar el agua, porque como siga saliendo agua de ese agujero vas a inundar a los vecinos de abajo. Busca el teléfono de un fontanero.

Te cambias la venda porque aquello sangra cada vez más.

Al fin ya tienes hechos los agujeros. Vas a por los tacos. Entran con demasiada holgura. ¿Qué broca has usado? Ponía 6. No señor mio, ponía nueve, pero la has mirado al revés.

Bajas a la ferretería a por tacos del 9. Colocas los tacos. Esta vez son los adecuados. Colocas las alcayatas. Son demasiado pequeñas para un taco del 9 (eran para un taco del 6). Bajas a la ferretería a por alcayatas más grandes. Las colocas. El espejo entra mal porque las hembrillas son pequeñas para esas alcayatas. Bajas otra vez a la ferretería. Compras hembrillas más grandes. Intentando poner las hembrillas te cargas el espejo.

Vas a comprar otro espejo y compras alcayatas que valgan para las embrillas del espejo y los tacos del 9. Subes a casa. Colocas las alcayatas. Colocas el espejo. Te queda torcido porque no mediste bien y no usaste el nivel.

Vuelves a medir. Esta vez usas el nivel. Haces otro agujero. Ya taparás el otro cuando arregles el surco que hiciste antes. De paso deberás pintar la habitación. Colocas otro taco del nueve. Cuelgas el espejo… y por fin has acabado la historia.

Médico de urgencia: 90 euros

Electricista: 90 euros

Fontanero: 100 euros

Albañil (el fontanero tuvo que picar la pared): 120 euros

Espejo roto: 120 euros

Pintor: 240 euros

El que cuelgues tú solo el espejo… no tiene precio. Para todo lo demás, mejor llama a alguien que te lo haga o te cargas la casa.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Como hemos cambiado

A veces, solo a veces, recuerdo a los amigos que he ido dejando atrás. Recuerdo a aquellos amigos de la EGB cuando era niño, con ocho o nueve años, que al cambiar de colegio nunca volví a ver ni a saber nada de ellos. Recuerdo al grupo del instituto, lo bien que lo pasábamos, y recuerdo aquella promesa de no perder nunca el contacto, y si aún así lo perdíamos el volver a encontrarnos el 14 de Febrero de 2002 en las puertas de nuestro centro de estudios. Recuerdo al grupo de la pandilla, donde conocí a mi actual pareja y con los que, salvo excepciones, hace meses cuando no años que no veo.

La vida es eso, es caminar y dar pasos, y en tu camino dejas atrás (o te dejan atrás) a otros que toman otros caminos o van por el tuyo a distinta velocidad.

Es triste pensar que toda esa gente que un día fue importante para ti está por el mundo, no sabes nada de ellos, si están en dificultades no les puedes ayudar y si lo están pasando bien no puedes compartir su alegría.

¿Por qué nos distanciamos? Quizás cambiamos con la edad, o simplemente el azar hizo que nuestros caminos se cruzasen y se separasen posteriormente. Quizás en realidad no éramos amigos, sino personas que compartían aficiones comunes o necesidades comunes en momentos concretos.

Cuando miro a los que van ahora al instituto veo a personas despreocupadas, alegres, joviales, ingénuas… supongo que como éramos por aquel entonces. Sin embargo ahora somos “mayores”, y tomamos “crianza” (como en aquel episodio de 7 vidas). No es que necesitemos cambiar, nos lo imponemos a nosotros mismos. Y eso hace que las prioridades de aquellos tiempos se diluyan en las preocupaciones de la vida diaria de adultos, en la que no hay tiempo para la ingenuidad. Yo no añoro ser niño, ni ser adolescente. Añoro la actitud que teníamos aquellos días que la sociedad ha ido dejando sin fuerza hasta el punto de hacerla desaparecer. Como decía aquella canción de “Presuntos Implicados”, «Como hemos cambiado»

jueves, 13 de septiembre de 2007

Los intermediarios

Cuando cogemos una manzana para comérnosla (al estilo de Barbosa en Piratas del Caribe) vemos la manzana, y pagamos por ella. Pero no nos percatamos de la cantidad de personas que viven de esa manzana sin realizar ningun aporte práctico a la misma más que llevarla de un lado para otro.

Puede que suene a broma el que a veces la persona que recoge las manzanas cobra la décima parte de lo que nosotros pagamos en la tienda o el supermercado, ya que desde que el agricultor vende la manzana al primer intermediario, este al transportista, este al mayorista, este al minorista y por último a nosotros, el producto se encarece, y mucho.

Lo mismo ocurre con la mayor parte, por no decir todos, los bienes que adquirimos, sean perecederos o no.

Si supieras cual es la diferencia entre lo que has pagado por el ordenador que estás utilizando y su coste real seguro que te sorprendías.

Al final en el mundo los que realizan trabajos realmente productivos son cuatro, y el resto vivimos a sus expensas.¿Como sería el mundo si todos realizásemos actividades realmente productivas? Probablemente sería un mundo más justo y con más recursos.

Pero eso nunca llegará, porque los que no producimos somos mayoria.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Historia Universal 2ª parte – La prehistoria II

Habíamos quedado en que la mujer había descubierto el fuego, y en la invención de diversos conceptos que aún utilizamos hoy en día.

Sin embargo, a pesar de haber descubierto el fuego por casualidad les costaba mucho volver a crearlo. No tenían claro cual era el mecanismo que a la postre encendía la chispa, así que repetían todo el ritual completo. Para ello el marido tenía que acostarse con la vecina y su esposa le perseguía de nuevo tirandole piedras. Después de varios intentos volvía a prenderse el fuego. Eso podía durar días.

Como a la señora esposa no le hacía gracia que su marido copulase con la vecina se estableció que el fuego debería estar encendido las 24 horas para que el marido no tuviera que hacer el sacrificio. Un día el marido cogió una piel de animal para apagar el fuego (¡¡que pillín!!) y comenzó a salir humo negro. Apartó la piel y volvió a ponerla creyendo que el fuego desaparecería. Eso hizo que aparecieran figuras de humo en el horizonte. Se asustó y tiró la carne de la caza de ese día al fuego a ver si se apagaba. Pero no tuvo éxito. Todos los que en la lejanía vieron el humo comprendieron que estaba ocurriendo algo y volvieron corriendo, y se encontraron al hombre intentando apagar el fuego. Se había inventado la comunicación por señales de humo. Ese día el marido recibió pedradas aunque el fuego estaba encendido. Como no había más caza tuvieron que comer la carne que el hombre había arrojado a la hoguera. Y vieron que estaba mucho mejor cuando se echaba al fuego que cuando estaba cruda. Se había inventado la cocina.

Comprobaron además, que cuando estaba el fuego encendido los animales no se acercaban. Comprobaron que se podía conseguir fuego con ramas más pequeñas, y así te podías alejar del fuego y las bestias no te atacaban. Se había inventado “el fuego portátil” o “telefuego”, la antorcha.

Se especula sobre como se inventó la peluquería. A pesar de lo que dicen la mayoría de las corrientes, parece ser que la antorcha tuvo mucha culpa. El hombre era inexperto a la hora de llevar la antorcha y en un accidente la acerco demasiado al pelo de su señora. El pelo se quemó. Más tarde, la mujer al agacharse para beber se vió. Y le gustó lo que vió. Se lo contó a sus compañeras, que quisieron tener el pelo igual. Se había inventado la moda de los peinados y la figura del peluquero, aunque los métodos eran claramente diferentes a los de hoy en día.

El tema del maqullaje fue algo que también se inventó por accidente. Los mosquitos de la prehistoria eran grandes como burros, y pegaban unos picotazos igualmente grandes. Probaron a taparse con pieles, pero los mosquitos se colaban igual. Un día, cuando los hombres prehistóricos veían uno de los pocos espectáculos que se podían permitir, la lucha de tías buenas en barro, se dieron cuenta de que los mosquitos a ellas no les picaban cuando estaban embadurnadas de barro. A partir de ese momento todos se embadurnaron de barro. Y del mismo modo, la señora del pelo quemado se agachó a beber, y se vió la cara con barro. Y también le gustó. Lo comentó con sus compañeras, y a partir de ese momento comenzaron a usar el barro para algo más que la lucha y la protección contra los mosquitos. Se había inventado el maquillaje.

No está claro por qué el hombre comenzó a usar taparrabos. Una corriente sostiene que era debido a las lesiones que se causaba en su pene al golpeárselo contra las piedras. Hay que tener en cuenta que los hombres de la época eran paticortos y penilargos. Sin embargo eso no explica por qué las mujeres también usaban taparrabos. Otras corrientes sostienen que era para evitar la suciedad y las infecciones. Ese es un tema en del cual todavía queda mucho por hablar.

Dejamos entonces el tema del paleolítico con el ser humano poseedor del fuego y del maquillaje. Fue una época dura, pero apasionante para el historiador riguroso.

lunes, 10 de septiembre de 2007

El biberón de madrugada

Tienes el despertador puesto a las 3 de la mañana. A veces suena, y a veces el niño releva al despertador de su trabajo y lo hace él mismo. Es un despertar mucho más estresante y asqueroso.

Cuando te despierta el despertador, te despiertas con cara de Zombie vas a la cocina a preparar el biberón y si no tienes cuidado le echas zumo de naranja en vez de agua y sal en vez de leche en polvo. Eso cuando te despiertas tú antes de los llantos del bebé.

Si el bebé comienza a llorar te pondrás a cien e irás a preparar el biberón a toda carrera, porque sabes que tiene hambre y no quieres que llore. Entonces sí que aciertas con el agua y con la leche en polvo, pero con las prisas volarán por los aires y acabará todo en el suelo.

Después de lavarlo, esterilizarlo y preparar otro (ya limpiarás el suelo más tarde) echas la medida de agua que toca y como la boca del biberón no es muy grande caes todo por la encimera. Te acuerdas de todos tus parientes próximos y lejanos y vuelves a intentarlo, y por fin consigues prepararlo. Pero el biberón está frío, y no querrás que tu peque se quede helado. Toca calentar el biberón. Existen diversas técnicas. Al baño María, en el microondas, en el calienta-biberones… Yo me decanto por el calienta-biberones. No me gustan los microondas y no es plan de llamar a la tal María para que se bañe y caliente el biberón a las tres de la mañana. La pega del calienta-biberones es que es algo lento. Pero mientras se calienta el biberón si el bebé no llora puedes limpiar el suelo que has manchado antes.

Cuando se apaga la luz del calienta-biberones te echas un poco en la mano, y en ese momento, mientras pegas un grito de dolor por la quemadura, te das cuenta de por que es necesario hacer eso y no es ninguna tontería.

Enfrías el biberón debajo del grifo con tan mala suerte que se te abre el biberón, se te derrama todo, y vuelta a empezar.

Tras repetir toda la historia OTRA VEZ, consigues tener un biberón con la temperatura justa y al final bien hecho. Vas a ver al niño y el pobre se durmió por aburrimiento. Le despiertas y le das el biberón. Se lo come todo porque entre pitos y flautas, biberones en el suelo y biberones abiertos llevas tres cuartos de hora de retraso. Luego toca que el niño eche el erupto. Cuando crees que está todo acabado el niño te vomita encima, y tienes que cambiarle la ropa y cambiártela tú. Por fin, después de todo eso, de limpiar el suelo y de limpiar el biberón te puedes ir a la cama a seguir durmiendo. Pero piensa que sobre todo al principio, los biberones son cada cuatro horas, así que puedes dormir un par de horitas y vuelta a empezar.

Hace 30 o 40 años

Hace 30 o 40 años, si querías ver una serie o una película, tenía que ser en el único canal de televisión que había, hasta que comenzó a emitir la segunda, y como no podías grabarla porque no existía el vídeo ni el dvd, o la veías en el acto o te quedabas sin verla. Y no había reposiciones, porque a cierta hora dejaban de emitir y no había programación ni por la noche, ni por la mañana, excepto los sábados y domingos.

Y lo mejor era que como el mundo tenía que ver el mismo canal, al día siguiente todo el mundo comentaba la misma serie o la misma película.

Eso de estar localizable a todas horas con el móvil tampoco era posible y podías desaparecer y que nadie te encontrase sin tener que inventarte la tan manida disculpa de que te habías quedado sin batería en el móvil.

Los viajes por carretera se convertían en una odisea, las averías de los coches eran frecuentes y el tener que llamar a la grúa se convertía en un calvario (porque no había móviles).

En los supermercados (que digo... en las tiendas de ultramarinos) las cajeras (la tendera) debían teclear el precio en el teclado o escribir la nota en un papel, (no había lectores de códigos de barras) y las equivocaciones eran frecuentes. Además el teclado, cuando lo había, era analógico y las teclas no eran tan suaves ni tan rápidas como las digitales.

No existían las consolas ni portátiles ni fijas. Lo más que había eran máquinas de pinball analógicas en los bares. Y si querías jugar al fútbol, bajabas a la calle y jugabas de verdad, no con el dedo.

Tampoco existían los ordenadores (me refiero a los personales. Sobre la “historia de la informática” es posible que hable otro día), no existían las calculadoras científicas (y prácticamente las básicas tampoco), no existían los navegadores ni las agendas electrónicas.

Cuando tenías que sacar dinero tenías que ir al banco en horas de oficina, generalmente a tu sucursal. La forma de pago era metálico o metálico, con lo que había que llevar siempre el dinero encima.

Si tenías que acordarte de algo o utilizabas bolígrafo y papel o utilizabas las neuronas que poblaba tú cabezas justo debajo del pelo.

La mayor parte de los inventos que ahora nos hacen la vida más fácil han traido como consecuencia que nos hagamos vagos. Hoy por hoy no tratamos de recordar los números y las citas, ya lo hace la agenda por nosotros. No hacemos cuentas, que las haga la calculadora o la hoja de cálculo. No tenemos que ser previsores a la hora de disponer de efectivo, porque hay cajeros en todas partes, y si no siempre puedes pagar con tarjeta.


No hay que preguntar si te pierdes, porque el navegador hace que no te pierdas, tanto que te acostumbras a no mirar las indicaciones de salidas en las autopistas, y si no tienes encendido el navegador te las pasas.


Es sorprendente como esos inventos nos han cambiado la vida.

Volar en avión

Como dije en otra entrada no suelo tener vértigo, y no tengo miedo a volar. Pero sí que conozco a personas que no lo llevan tan bien.

Algunos de ellos se “santiguan” repetidas veces antes de despegar como si al avión no le propulsasen sus motores, sino las manos de Dios. No se por qué van en avión. Si Dios hace que el avión vuele que se pongan el traje de Superman y pidan a Dios que les haga volar a ellos, así se ahorraban el billete y ayudarían a reducir el efecto invernadero.

Hay otros que no son tan religiosos. Esos, normalmente no suelen sentarse en ventanilla porque les da miedo mirar y ver a que altura están, como si por no estar mirando el avión no subiese y no se pudiera caer. El ser humano a veces es algo muy extraño.

Lo que ayuda en casos de esos es meterse uno o dos copazos al cuerpo. No es que entonces no tengan miedo, porque siguen teniendo miedo a caer, pero al menos ahora no les importa. Recuerdo el caso de uno, que se tomó algo más que un par de copas. El buen señor se dedicó a deleitar y amenizar el vuelo a los demás, con cánticos regionales, hasta que a la pobre azafata a la que le tocó el marrón, le recordó que ya había hilo musical en el avión y que se pusiera los cascos. Al pobre hombre, cuando le hablaron de la palabra “cascos” le vino a su cabeza la posibilidad del accidente y comenzó a llorar desconsolado. A partir de ese momento ya no hubo cánticos regionales, sino cánticos de plañideras, bueno, de una plañidera, hasta que el avión aterrizó y acompaño a las autoridades competentes y les pudo cantar a ellos. Así que ya sabeis, solo una o dos copas, no más.

Algo que ocurre con los que se sientan en el asiento del copiloto del coche (algunos querrían taladrar el suelo y frenar como los picadiedra) ocurre también en el avión cuando hay turbulencias: Hay gente que se agarra al avión como si fueran capaces de sujetarlo, o ellos solos pudieran hacer que se quedase en el aire, cosa bastante absurda, porque otra vez que no necesitaríamos keroseno para hacer volar el avión, lo sujetan ellos, lo hacen volar ellos y nos ahorramos el efecto invernadero.¿Acaso se creen superman?

En casos como ese, cuando el avión retiembla, podreis observar como se miran serios unos a otros y tragan saliva, como si el avión fuera a caer por cuatro corrientes de aire de nada. Entonces dejan de hablar. Pero si alguno se sienta al lado del ala, y esta se mueve por las turbulencias entonces este ya se pone serio. Si alguien hace un comentario así como “¿Es normal que se mueva el ala así? ¿Es normal que salgan esas chispas de los motores?” Entonces no solo se ponen serios, ya se quedan blancos. Y si suena el avisador de megafonía, aunque solo sea para decir la temperatura que hay en barajas, entonces el grito y el histerismo es colectivo.

Ahora entiendo por que hay lugares en el mundo donde al terminar el aterrizaje el pasaje aplaude, como si el piloto hubiera cantado una ópera. ¿Aplaudirán en realidad por los cánticos regionales del señor de antes? Porque nunca ha salido el piloto a dar las gracias por la ovación…

De todas formas, y fuera de broma, el avión es uno de los métodos más seguros de viajar que existen, siempre y cuando no te caigas…

viernes, 7 de septiembre de 2007

Rappel en el rocódromo de La Ñora

Solo he hecho rappel una vez en mi vida.

Para el que no lo sepa rappel es bajar por una pared de una montaña atado a una cuerda.

Tenía por aquel entonces 16 años, y me fui de excursión con el club de aire libre que existía donde yo estudiaba. La excursión era para hacer rappel, bajar en escala y algo que llamaban “tirolinas” y no sabía lo que era.

Se requería permiso escrito de los padres, y como no me iban a dejar ni siquiera pedí permiso. Fui mentalizado a ver como los demás hacían rappel y yo me quedaba mirando.

Pero oh! Sorpresa, cuando llegamos allí no pidió nadie el permiso de los padres ni nada, y cuando preguntaron quien era el siguiente el menda se apuntó.

La sensación de desprotección y libertad es única cuando te subes al borde del precipicio con el cinturón puesto y te atas la cuerda de seguridad y enganchas las dos cuerdas con las que vas a bajar.

El tema tenía su historia porque nos contaron (supongo que para meternos miedo y que no hiciéramos la cabra) que el verano anterior se había caido uno y se había despeñado por no ponerse bien el equipo, así que el menda se aseguró de que tenía todo bien puesto y me dispuse a bajar.

Me dijeron que si tenía vértigo no mirase abajo. La verdad es que vértigo no suelo tener así que miré abajo, a los lados, y la sensación más extraordinaria, hacia atrás, y ves toda la inmensidad del espacio que puede ver un pájaro cuando sale a volar del nido.

Al final llegué abajo y entero.

Después de comer vi a que se referían con el tema de “las tirolinas”. Se cuelga una cuerda de un lado de un río, se pasa al otro lado algo más abajo, te pones un cinto de seguridad y bajas por la cuerda. Es muy divertido. Como el tema iba rápido lo pudimos hacer varias veces.

Mereció la pena, y a pesar de tener solo 16 años aún me acuerdo. (Menos mal que no pidieron las autorizaciones, que si no…)

Nunca se lo conté a mis padres.

Historia universal I – La Prehistoria

En el albor de los tiempos (desde el punto de vista humano) el ser humano no gozaba de las comodidades de las que gozamos ahora. (Estoy hablando de la Pebble cultura, es decir, cultura de cantos rodados, piedras, no tiene nada que ver con la ópera ni con la música).

Ahora nos quejamos de la vivienda, y queremos una vivienda digna. Pero por aquel entonces, como no se había inventado la casa, (solo se había inventado la cueva) la vivienda digna consistía en un agujero en la pared donde el inquilino, en sus ratos libres, hacía garabatos en las paredes. Hoy en día eso estaría muy mal, porque si haces garabatos hay que pintar la pared, pero de aquella no existían las distracciones que hay hoy en día y el hombre prehistórico se aburría.

Solo había 4 diversiones principales, comer (cuando podía), dormir (cuando le dejaban), pintar garabatos y el sexo. Hago notar que hablo del hombre y no de la mujer, porque de aquella los derechos de la mujer estaban muy por debajo de los derechos del hombre (mucho más que ahora).

Comer suponía un problema. No siempre era sencillo encontrar comida, y además estaba muy dura (no se había descubierto el fuego), aunque siempre podías sugerir al de al lado que te invitase (nacimiento del gorrón) y si eso no funcionaba usar el garrote (ese fue el nacimiento de la mafia).

Para dormir lo tenía aún más complicado. A veces había truenos y relámpagos y el hombre pasaba mucho miedo y no podía dormir. Como el ser humano de aquella época no tenía explicación para un ruido tan grande pensó que alguien más grande tenía que hacer el ruido. Ese fue el nacimiento de la religión.

Por otra parte cualquier fiera podía venir a atacarle y por lo tanto debía dormir con un ojo abierto. Cuando vivían en comunidad es posible que alguno se preocupara más de lo normal y estuviera toda la noche despierto mientras los demás despreocupados dormían (ese fue el nacimiento del pringao).

Pintar garabatos era lo más sencillo de todo. No requería más que los materiales que usaba como pintura. Cuando vivían en comunidad, había uno que no cazaba, se dedicaba solo a pintar garabatos sugiriendo que así los demás iban a poder cazar más porque él tenía una conexión especial con los dioses, y a cambio los demás le daban parte de la caza (ese fue el nacimiento del embaucador).

Cuando un hombre quería sexo lo tenía muy sencillo, cogía el garrote y garrotazo a la señora. Se había inventado el matrimonio. Si la parienta del de la cueva de al lado estaba mejor que su esposa, iba con el garrote a la cueva de al lado, y echaba de la cueva al inquilino (invención del deshaucio y desalojo) y copulaba con la inquilina (invención del adulterio), aunque su propia esposa dolida y con mucha mala leche es posible que cogiera un montón de piedras y se liase a pedradas detrás del señor del garrote. Parece ser que en contra de lo que dicen por ahí, fue una de esas piedras la que golpeó con otras que a su vez estaban al lado de hojarasca y se prendió fuego. Se había inventado el fuego, y fue la mujer la que lo inventó por accidente, aunque claro, el hombre tenía el poder y se cambió un pelín la historia.

Por aquel entonces no existían dentistas como los de hoy en día. Según estudios, cuando un indivíduo debía sacarse una muela lo que hacía era intentar beneficiarse a la señora esposa del vecino, que cabreado cogía el garrote y garrotazo que te crió. El sistema tenía un problema, que a veces te sacaba la muela que no era (se había inventado la negligencia médica).

Después de que la mujer inventase el fuego se dieron cuenta de que hacía falta combustible para alimentarlo. Como no se había inventado el hacha, utilizando piedras afiladas, uno de los hombres era el encargado de subirse a los árboles y cortar ramas. A veces no era tan “sapiens” como cabría esperar y cortaba la rama en la que estaba sentado y se caía al suelo. Se había inventado el accidente laboral y el chichón.

(continuará… o no… ¿Quién sabe?)

jueves, 6 de septiembre de 2007

Realmente lo más duro es ser papá...

Ya he comentado lo duro que es que un niño venga al mundo, tanto para el niño como para la madre. Pero el que peor lo pasa, en contra de la creencia popular, es el padre.

Si la pareja tarda en concebir, es porque el hombre no vale y sus espermatozoides son vagos. Si hay un embarazo sin buscarlo, el hombre es poco menos que un criminal y ha de aguantar las miradas asesinas del padre de ella: “¿Qué le has hecho a mi hija?” Como que ella no hubiera hecho nada y se hubiera quedado solo mirando…

Después del positivo con el predictor hay que decírselo a la familia y amigos, donde él sonreirá, intentará explicar… pero nadie le hará caso, porque la protagonista es ella… como que él no hubiera puesto nada (acordaos de la mirada asesina del padre de ella).

Y a él le queda lo más difícil: Conseguir flan con nata a las cuatro de la mañana, no vaya a ser que el niño salga con un flan tatuado por no satisfacer el antojo de la madre, porque una fresa o una cereza, vale… Pero un flan tatuado, es un pelín grande.

Pobre padre, que tendrá que aguantar los cambios bruscos de humor de la madre, y pasar de las sonrisas o carcajadas a las lágrimas. Porque el pobre nunca se había fijado en como olían las nubes. Y cuando no lo entiendas (no porque no te esfuerces, sino porque aquello no hay quien lo entienda) aguantar la bronca por insensible.

Y no solo eso. También aguantará sin rechistar que se le despierte a horas intempestivas de la noche porque el bebé ha dado una patadita. En realidad, cuando el bebé da pataditas, tendrá que dejarlo todo sea a la hora que sea, pero por la noche es más duro, porque despertarte porque da una patadita… Que gracia hace la primera vez. Ya verás cuando salga al mundo, si te da una “patadita” la gracia que te hace.

Y ¿que me decís de la abstinencia sexual? Hay casos que, por decisión del médico o de la madre o de ambos, desaconsejan las relaciones sexuales durante el embarazo. Y al pobre padre se le van los ojos detrás de cualquier escoba con faldas, porque nueve meses a palo seco, son muchos meses.

Todas estas cosas trastornan gravemente la psique del progenitor, porque ya me direis si no es porque el hombre se ha trastornado como es posible que le hable a una barriga. Es típico que el padre mire a la barriga y se ponga a hablar lentamente (para que la barriga le entienda bien) y le dice “yo soy tu papá”. ¿Y que espera? ¿Qué la barriga conteste? Incluso hay alguno que hasta le pone cascos de música a la barriga. Por favor, que yo no le veo las orejas a la barriga por ninguna parte…

Otro indicativo de la falta de sueño o del trastorno mental es la cara de panoli que se le queda al padre en la consulta del médico viendo la primera ecografía (ya lo comenté antes), donde tanto el padre como la madre asentirán al médico como si se enterasen de todo. Cuando el médico sale de la sala se miran el padre y la madre. ¿Tú ves algo? Yo tampoco. ¿Por qué asienten entonces como si fueran capaces de interpretar una ecografía?

Y lo mejor de todo es el parto. Las falsas alarmas. Los paseos al hospital y vuelta a casa. Cuando por fin es la hora de la verdad y no es una falsa alarma hay dos tipos de padres, los que aguantan el nacimiento del bebé sin desmayarse y los que se desmayan. Los que se desmayan ya no se enteran de nada, y llevarán el estigma de blandengues de por vida. Los que no se desmayan aguantarán estoicamente los apretones de la madre cuando le vengan las contracciones. A alguno le han salido moratones. Y pobre de ti si no le dejas tu brazo, porque entonces llorará, y las enfermeras y el médico te mirarán igual que te miraba el padre de ella al principio del embarazo, como si solo tuvieras tú la culpa de que esté embarazada.

Y llega el nacimiento del bebé. Casi todos los bebés al nacer nacen con la cara deforme y amoratados, y algunos con una cara de mala leche de mucho cuidado. Tú que habías estado todo el embarazo pensando lo guapo y hermoso que iba a ser tu bebé te llevas el chasco de tu vida cuando ves ese adefesio. Incluso algún padre ha dicho que lo volvieran a meter, que no lo quería… Menos mal que a las pocas horas el azul y la deformidad de la cara se va pasando.

Y entonces empieza de verdad lo divertido, de lo que ya dije que hablaré otro día.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

¿Y tú, que sabes hacer?

Todos sabemos usar un microondas, encender la tele o el ordenador. Todos sabemos abrir una lata o comer queso, subirnos a un coche o a un avión. Pero… ¿Cuántos de nosotros sabemos montar o fabricar un microondas (o solo el principio de funcionamiento)? ¿Cuántos sabemos fabricar una lata o un vehículo? ¿Y un frigorífico?

Digo esto porque el hombre es “mas inteligente” que otras especies, pero solo cuando está acompañado (y no de dos o tres, sino de una legión…). Si a cualquiera de nosotros fuéramos colocados en mitad de ninguna parte, solos, no tardaríamos en morir. No sabemos hacer nada ni servimos para nada. Solo hay que ver que en “Supervivientes” no sabían ni tan siquiera hacer un tejado.

No sabemos hacer nada. Solo sabemos aprovecharnos de los descubrimientos o inventos de unos pocos “homo sapiens” inteligentes y el resto, que de "sapiens" solo llevamos el nombre, nos dedicamos a vivir a costa de su trabajo y su inteligencia. Eso sí, a los que pagamos millonadas es a aquellos borregos cuyo mérito está en mover una bola o pedalear en una bicicleta o mover un volante o cantar desafinando. Pero al descubridor de la vacuna contra el papiloma (por poner un ejemplo reciente) no le caen ni agradecimientos ni nada. Es más, ni siquiera conocemos su nombre, aunque al final, nuestra vida y nuestro bienestar dependen de esos inventores y descubridores anónimos.

El día que haya huelga de cerebros, se acaba la humanidad. Y desgraciadamente para el ser humano, los cerebros no son tantos.

¿Somos superiores al resto de los seres? A la luz de lo que he apuntado ni de broma.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Que duro es ser mamá...

Hablaba antes de lo duro que es ser bebé. No le va a la zaga en cuanto a padecimientos a la propietaria del cuerpo que el bebé ocupa. A mi me recuerda mucho a la película “Alien”, si no fuera porque el bebé habitualmente sale por donde debe y porque algunos no escupen… menos mal.

Antes de nada hay que distinguir a los tipos de mamá que existen. En cuanto a la concepción se dividen en dos tipos: Aquellas que buscan el embarazo, con la posibilidad de pasar un buen rato, y aquellas que buscan la posibilidad de un buen rato, y encuentran el embarazo.

Sean del tipo que sean, llega la falta del periodo. Unas (las que buscaban al bebé) mirarán el test de embarazo con esperanza. Y las que no lo buscaban también, pero con esperanza de que no salga la maldita línea.

Luego, y sin darte cuenta, los planes… el contarlo a la familia y amigos… y los vómitos mañaneros. Aquellos pedazo de vómitos que no respetan nada, y que hace que la pobre mujer sea capaz de mapear el retrete con los ojos cerrados de tanto mirarlo.

Las hormonas del embarazo producen un extraño efecto en las madres. Todo lo que a una persona normal le parece normal, a ellas les hace llorar, o les pone tiernas. Eso explica la cara que se les queda con la primera ecografía, porque ya me direis que por una faba a la que no le puedes ver la cara ni se le distingue nada, la cara de tonta que se les queda a la madre. Esto de las hormonas debe ser contagioso, porque la cara de pánfilo que se le queda al padre supera, si cabe, a la de la madre.

Todo eso por algo tan canijo…¡¡¡Que esa cosa tan canija provoque este peazo barriga, los vómitos, los ardores de estómago y los antojos…!!! Los antojos demuestran que esa “faba” aunque aun no tenga forma ni sexo ni nada tiene un poder controlador mental, y es capaz de controlar los deseos de la madre. Eso explica que algunas les de por comer pepinillos, pero no uno ni dos… un bote de litro entero.

Y llega el tercer trimestre, aquel del ardor de estómago, del sueño contínuo, de no poder levantarse sola del sofá si no hay alguien que le ayude y de las clases de preparación al parto, aquellas clases en las que se enseña a la madre a respirar, y a superar el parto con la ayuda del padre, ese padre que en cuanto ve la sangre se desmaya y acaba en una cama perdiéndose el maravilloso milagro de la vida.

El parto… la salida del inquilino que se apalancó sin pedir permiso. Ese montón de horas sin dormir y con dolores horribles. Ese sacar un melón por el hueco de un limón. Menos mal que la naturaleza es sabia, y al final, sin saber como, el niño sale.

Y entonces se acabó lo bueno… y empiezan los verdaderos problemas.

Pero de esos hablaremos otro día.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Es duro ser bebé

La verdad es que no se cuando nos damos cuenta de nosotros mismos. Lo que tengo claro es que en un momento dado yo soy yo, y estoy cómodo y calentito. Tengo una vivienda donde estoy a gusto. Y de la que no quiero salir. Pero me echan, no me dejan estar allí. Es igual que te agarres, que pegues patadas o que te des la vuelta. Hagas lo que hagas te echan por las buenas o por las malas.

Últimamente está muy de moda el parto en casa, el parto en la piscina, el parto en una silla… ¿para que? ¿Para que la madre esté más comoda? Supongo que no, porque para eso está la epidural. Se supone que es para hacernos a los bebés la vida más fácil y el tránsito más sencillo. ¿Cómo va a ser el tránsito más sencillo si nada más nacer lo primero que recibimos es un bofetón? Y es igual el modo en que nazcas. Si te haces el duro y piensas “Yo no lloro, a fastidiarse”, guantá que te crió. Ya aprendes a los 20 segundos de haber nacido de que va este mundo. Tanto parto fácil y parto natural y leches, y el único que recibe la leche (y no precisamente del pecho de la madre) es aquel que no llora. Luego los padres se quejan si el niño llora y no les deja dormir. Lo que yo digo, vosotros empezasteis.

Después de llorar y por si fuera poco el sacarte y darte un guantazo, te meten debajo del grifo. ¿Será porque olemos mal? Porque en esa habitación entre el olor a hospital, a desinfectante y el olor a sudor de la madre y el médico no veo yo en que desentono por estar un pelín teñido de rojo. Así que si sumamos la rasca que hace en esa habitación después de salir del útero al agua que nos cae encima, el trauma es de órdago.

Después nos ponen en brazos de mamá, pero solo durante una ratito pequeño, y otra vez de excursión. - Tío, que yo estaba calentito en mi cuarto, donde no hacía frío, donde no había ruidos y donde no se me deslumbraba y ahora me llevan de excursión por todo el puñetero hospital. Y no te preocupes, que les da igual que acabes de nacer o tengas frío, porque aquello parece “el día de las puertas abiertas”… ¡vivan las corrientes!.

Y no te preocupes si tienes vértigo o miedo a caerte, porque cuando te cogen no te cogen de forma amable o cariñosa. Te cogen por los pies y te dejan boca abajo, como si estuvieras en una carnicería…ale!, de un lado para otro y mirando para el suelo, como si fueras la bolsa de la compra.

Después de eso, según donde nazcas, puede ser que después de un rato enorme te lleven con mamá, o que te dejen con otros que han sufrido el mismo trauma que tú en una habitación llena de cunas. Y si antes tenías un habitáculo pequeño que solo era tuyo ahora tienes que compartir la habitación en la que estás con otro mogollón como tú, con una vidriera enorme, para que sepas de que va el mundo, que eres un guiñapo y no tienes derecho a nada, ni siquiera a la intimidad… igualico igualico que la mili. Menos mal que aquí no te gritan aquello de “eres una mierda”… Pero a alguno de tus compañeros es como si se lo hubieran gritado, porque los puñeteros no callan, no paran de llorar, y yo quiero dormir, hombre.

Además de todo eso, hay que aguantar que un montón de personas te miren y hagan muecas y pongan cara de idiotas. ¿de que se rien esos? Me gustaría que pasaran por lo que yo he pasado a ver si se reían o les hacía gracia. ¿Será que los mayores son así de zoquetes? y encima tienes que aguantar que no apaguen la luz…

Si tienes la suerte (o la mala suerte) de nacer en otro tipo de hospitales, en esos que te llevan a la habitación con mamá, entonces es diferente. En ese caso tiene que aguantar al plasta de tu padre sacarte una foto, y con flash, eso sí, para enseñar a las amistades y que quede bonita. No te digo la gracia que te hace después de venir de un ambiente oscuro y que la primera luz que veas vaya unida a un guantazo, lo que supone el flash de una cámara. Y por si eso no fuera suficiente hay que aguantar los berridos de algunas que parece que no han visto un niño en su vida. Y luego se extrañan de que llores. Y lo de las visitas… veinte personas en una habitación, en esa habitación donde estoy yo, que acabo de nacer, con sueño y ganas de que me dejen en paz. Tengo que aguantar los batuqueos y el pasar de brazo en brazo, y la chorrada de a quien me parezco, si a mamá o a papá o al vecino del quinto… ¿al vecino del quinto? (corramos un tupido velo)…

De todas formas, como estoy molido llega un momento en que me importa un pimiento lo que pase, las voces de la gente, la luz de la habitación, las risas y los portazos… y aunque no es el mejor ambiente para dormir me da todo igual y me quedo frito. Y entonces, cuando descubro que en este nuevo mundo hay algo bueno, el dormir, me despiertan. Es con buenas intenciones, es para comer, pero con lo bien que se está durmiendo… y encima es para comer…. allí delante de todo quisque. Otra vez a recordarte que no tienes intimidad. Pero como tienes hambre te adaptas y comes. Y si lo de la intimidad se te había olvidado te despelotan con la disculpa de cambiarte el pañal… ¡¡que se lo cambien ellos, que el mio está seco!!, pero ya sabes que eres una mierda y que no te hacen ni caso.

Y todo eso en las primeras horas del nacimiento. Y luego nos sorprendemos de que haya gente rara y que a algunos no nos guste el mundo. No me extraña… con la bienvenida que nos dan…