Solo he hecho rappel una vez en mi vida.
Tenía por aquel entonces 16 años, y me fui de excursión con el club de aire libre que existía donde yo estudiaba. La excursión era para hacer rappel, bajar en escala y algo que llamaban “tirolinas” y no sabía lo que era.
Se requería permiso escrito de los padres, y como no me iban a dejar ni siquiera pedí permiso. Fui mentalizado a ver como los demás hacían rappel y yo me quedaba mirando.
Pero oh! Sorpresa, cuando llegamos allí no pidió nadie el permiso de los padres ni nada, y cuando preguntaron quien era el siguiente el menda se apuntó.
La sensación de desprotección y libertad es única cuando te subes al borde del precipicio con el cinturón puesto y te atas la cuerda de seguridad y enganchas las dos cuerdas con las que vas a bajar.
El tema tenía su historia porque nos contaron (supongo que para meternos miedo y que no hiciéramos la cabra) que el verano anterior se había caido uno y se había despeñado por no ponerse bien el equipo, así que el menda se aseguró de que tenía todo bien puesto y me dispuse a bajar.
1 comentarios hay:
Debe molar un huevo de paloma el sentirse pájaro, pero con lo cagona q soy, no saldría del nidito,jeje
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