Habíamos quedado en que la mujer había descubierto el fuego, y en la invención de diversos conceptos que aún utilizamos hoy en día.
Sin embargo, a pesar de haber descubierto el fuego por casualidad les costaba mucho volver a crearlo. No tenían claro cual era el mecanismo que a la postre encendía la chispa, así que repetían todo el ritual completo. Para ello el marido tenía que acostarse con la vecina y su esposa le perseguía de nuevo tirandole piedras. Después de varios intentos volvía a prenderse el fuego. Eso podía durar días.
Como a la señora esposa no le hacía gracia que su marido copulase con la vecina se estableció que el fuego debería estar encendido las 24 horas para que el marido no tuviera que hacer el sacrificio. Un día el marido cogió una piel de animal para apagar el fuego (¡¡que pillín!!) y comenzó a salir humo negro. Apartó la piel y volvió a ponerla creyendo que el fuego desaparecería. Eso hizo que aparecieran figuras de humo en el horizonte. Se asustó y tiró la carne de la caza de ese día al fuego a ver si se apagaba. Pero no tuvo éxito. Todos los que en la lejanía vieron el humo comprendieron que estaba ocurriendo algo y volvieron corriendo, y se encontraron al hombre intentando apagar el fuego. Se había inventado la comunicación por señales de humo. Ese día el marido recibió pedradas aunque el fuego estaba encendido. Como no había más caza tuvieron que comer la carne que el hombre había arrojado a la hoguera. Y vieron que estaba mucho mejor cuando se echaba al fuego que cuando estaba cruda. Se había inventado la cocina.
Comprobaron además, que cuando estaba el fuego encendido los animales no se acercaban. Comprobaron que se podía conseguir fuego con ramas más pequeñas, y así te podías alejar del fuego y las bestias no te atacaban. Se había inventado “el fuego portátil” o “telefuego”, la antorcha.
Se especula sobre como se inventó la peluquería. A pesar de lo que dicen la mayoría de las corrientes, parece ser que la antorcha tuvo mucha culpa. El hombre era inexperto a la hora de llevar la antorcha y en un accidente la acerco demasiado al pelo de su señora. El pelo se quemó. Más tarde, la mujer al agacharse para beber se vió. Y le gustó lo que vió. Se lo contó a sus compañeras, que quisieron tener el pelo igual. Se había inventado la moda de los peinados y la figura del peluquero, aunque los métodos eran claramente diferentes a los de hoy en día.
El tema del maqullaje fue algo que también se inventó por accidente. Los mosquitos de la prehistoria eran grandes como burros, y pegaban unos picotazos igualmente grandes. Probaron a taparse con pieles, pero los mosquitos se colaban igual. Un día, cuando los hombres prehistóricos veían uno de los pocos espectáculos que se podían permitir, la lucha de tías buenas en barro, se dieron cuenta de que los mosquitos a ellas no les picaban cuando estaban embadurnadas de barro. A partir de ese momento todos se embadurnaron de barro. Y del mismo modo, la señora del pelo quemado se agachó a beber, y se vió la cara con barro. Y también le gustó. Lo comentó con sus compañeras, y a partir de ese momento comenzaron a usar el barro para algo más que la lucha y la protección contra los mosquitos. Se había inventado el maquillaje.
No está claro por qué el hombre comenzó a usar taparrabos. Una corriente sostiene que era debido a las lesiones que se causaba en su pene al golpeárselo contra las piedras. Hay que tener en cuenta que los hombres de la época eran paticortos y penilargos. Sin embargo eso no explica por qué las mujeres también usaban taparrabos. Otras corrientes sostienen que era para evitar la suciedad y las infecciones. Ese es un tema en del cual todavía queda mucho por hablar.
Dejamos entonces el tema del paleolítico con el ser humano poseedor del fuego y del maquillaje. Fue una época dura, pero apasionante para el historiador riguroso.
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