jueves, 6 de septiembre de 2007

Realmente lo más duro es ser papá...

Ya he comentado lo duro que es que un niño venga al mundo, tanto para el niño como para la madre. Pero el que peor lo pasa, en contra de la creencia popular, es el padre.

Si la pareja tarda en concebir, es porque el hombre no vale y sus espermatozoides son vagos. Si hay un embarazo sin buscarlo, el hombre es poco menos que un criminal y ha de aguantar las miradas asesinas del padre de ella: “¿Qué le has hecho a mi hija?” Como que ella no hubiera hecho nada y se hubiera quedado solo mirando…

Después del positivo con el predictor hay que decírselo a la familia y amigos, donde él sonreirá, intentará explicar… pero nadie le hará caso, porque la protagonista es ella… como que él no hubiera puesto nada (acordaos de la mirada asesina del padre de ella).

Y a él le queda lo más difícil: Conseguir flan con nata a las cuatro de la mañana, no vaya a ser que el niño salga con un flan tatuado por no satisfacer el antojo de la madre, porque una fresa o una cereza, vale… Pero un flan tatuado, es un pelín grande.

Pobre padre, que tendrá que aguantar los cambios bruscos de humor de la madre, y pasar de las sonrisas o carcajadas a las lágrimas. Porque el pobre nunca se había fijado en como olían las nubes. Y cuando no lo entiendas (no porque no te esfuerces, sino porque aquello no hay quien lo entienda) aguantar la bronca por insensible.

Y no solo eso. También aguantará sin rechistar que se le despierte a horas intempestivas de la noche porque el bebé ha dado una patadita. En realidad, cuando el bebé da pataditas, tendrá que dejarlo todo sea a la hora que sea, pero por la noche es más duro, porque despertarte porque da una patadita… Que gracia hace la primera vez. Ya verás cuando salga al mundo, si te da una “patadita” la gracia que te hace.

Y ¿que me decís de la abstinencia sexual? Hay casos que, por decisión del médico o de la madre o de ambos, desaconsejan las relaciones sexuales durante el embarazo. Y al pobre padre se le van los ojos detrás de cualquier escoba con faldas, porque nueve meses a palo seco, son muchos meses.

Todas estas cosas trastornan gravemente la psique del progenitor, porque ya me direis si no es porque el hombre se ha trastornado como es posible que le hable a una barriga. Es típico que el padre mire a la barriga y se ponga a hablar lentamente (para que la barriga le entienda bien) y le dice “yo soy tu papá”. ¿Y que espera? ¿Qué la barriga conteste? Incluso hay alguno que hasta le pone cascos de música a la barriga. Por favor, que yo no le veo las orejas a la barriga por ninguna parte…

Otro indicativo de la falta de sueño o del trastorno mental es la cara de panoli que se le queda al padre en la consulta del médico viendo la primera ecografía (ya lo comenté antes), donde tanto el padre como la madre asentirán al médico como si se enterasen de todo. Cuando el médico sale de la sala se miran el padre y la madre. ¿Tú ves algo? Yo tampoco. ¿Por qué asienten entonces como si fueran capaces de interpretar una ecografía?

Y lo mejor de todo es el parto. Las falsas alarmas. Los paseos al hospital y vuelta a casa. Cuando por fin es la hora de la verdad y no es una falsa alarma hay dos tipos de padres, los que aguantan el nacimiento del bebé sin desmayarse y los que se desmayan. Los que se desmayan ya no se enteran de nada, y llevarán el estigma de blandengues de por vida. Los que no se desmayan aguantarán estoicamente los apretones de la madre cuando le vengan las contracciones. A alguno le han salido moratones. Y pobre de ti si no le dejas tu brazo, porque entonces llorará, y las enfermeras y el médico te mirarán igual que te miraba el padre de ella al principio del embarazo, como si solo tuvieras tú la culpa de que esté embarazada.

Y llega el nacimiento del bebé. Casi todos los bebés al nacer nacen con la cara deforme y amoratados, y algunos con una cara de mala leche de mucho cuidado. Tú que habías estado todo el embarazo pensando lo guapo y hermoso que iba a ser tu bebé te llevas el chasco de tu vida cuando ves ese adefesio. Incluso algún padre ha dicho que lo volvieran a meter, que no lo quería… Menos mal que a las pocas horas el azul y la deformidad de la cara se va pasando.

Y entonces empieza de verdad lo divertido, de lo que ya dije que hablaré otro día.

1 comentarios hay:

Anónimo dijo...

jejeje. muy gracioso, mu bueno, me he reido un montón, sobre todo con lo del flan con nata tatuado y las escobas con falda,jejeje, casi me ha gustado mas q el del bebe